La taberna.Patrimonio inmaterial de Eulz,Navarra

La taberna, además de su función en el habitual solaz de los hombres, era fundamental en la articulación del ocio juvenil. Por ello son numerosos los mandatos que intentan evitar los supuestos abusos que se producían en esos lugares. Eso sí, siempre las normas las hacían los mayores que aunque no olvidaban que una vez fueron jóvenes, el egoísmo les impulsaba a ignorarlo. Al margen de problemas históricos puntuales, en el común de los casos el asunto es antiguo ya que el mismo Sócrates afirmó hace 2.500 años: “… nuestra juventud es maleducada, no hace caso a las autoridades y no tiene respeto por los de mayor edad…Responden a sus padres y son simplemente malos”

El 22 de agosto de 1784 se juntan en Arteaga todos los pueblos de Allín (Allín y Metauten) acudiendo por Eulz, Miguel Galdeano. Acuerdan controlar el horario de las tabernas ya que consideran que son locales que potencian los excesos nocivos de la juventud. Afirman que los jóvenes de esa época son insolentes y suelen faltar al respeto a los jurados (alcaldes) cuando estos les reprenden. La asamblea de pueblos también pretende evitar que se juegue a cartas en estos locales después de oscurecer, vicio que les parecía muy extendido y de malas consecuencias.

Años después, la alcaldía de Allín reunida en Artabia el 17 de enero de 1902, establece que las tabernas del valle cierren a partir de las 8 de la tarde. Igualmente, durante los actos religiosos no deberá estar nadie presente en ellas, al igual que en el juego de pelota y lugares afines. Alegan que así se reducirá el juego, la blasfemia y las canciones obscenas. El alcalde Martín Garayoa, ordena que se dé conocimiento de este mandato a todos los concejos del valle.

Poco después, en la misma localidad y siendo alcalde Demetrio Mortal, los representantes del valle acuerdan en sesión del 1 de abril de 1929 enviar una nueva circular a los demás pueblos. Los temas son los de siempre, arremetiendo contra el juego y ordenando el cierre de las tabernas durante los actos de culto y a las horas reglamentarias.

Al inicio del S.XX son varias las familias que ostentan la taberna de Eulz. En esa época la taberna aparece frecuentemente ubicada en la actual casa de la familia Barandiarán-Lana, aunque entonces sus dueños eran Larrión-Zudaire. Las cuentas concejiles marcan una alternancia de locales, constatándose que la taberna también se ubicó en la casa de Laureano Larrión y con más frecuencia en la de Emeterio Ayucar, hoy propiedad de la familia Garcés-Aragüés. Igualmente recuerdan que la detentaron los antiguos dueños de la casa de Jesús Azcona. En casa de Julián Legarda y en la de Moisés Legarda estuvo abierta, estándolo ocasionalmente en casa Juvencio. El último emplazamiento fue en casa Romeo. Esta última taberna es la única que tuvo nombre popular ya que era conocida como “El Barbo”. Esto se debe a que Moisés Legarda, que era carpintero, talló un barbo de madera que Higinio Romeo colocó para personalizar su local.

Finalmente en los años 50 se construyó la actual Sociedad Belástegui en una huerta de casa el Carpintero, tras un arreglo satisfactorio entre los propietarios y el concejo. Los niños de aquel momento recuerdan el ilusionante y general comentario de que el nuevo local iba a ser un “bar”, algo desconocido para ellos. Esperando con expectación la apertura, tras celebrarse la inauguración comprobaron con decepción que se trataba de otra taberna más, con la única diferencia de que era más nueva y se le llamaba de forma diferente.

Por lo tanto, en tres generaciones el ocio ha evolucionado de la taberna local al Viña Rock/BBK Live, pasando por las discotecas de Estella.

La taberna, además de su función en el habitual solaz de los hombres, era fundamental en la articulación del ocio juvenil. Por ello son numerosos los mandatos que intentan evitar los supuestos abusos que se producían en esos lugares. Eso sí, siempre las normas las hacían los mayores que aunque no olvidaban que una vez fueron jóvenes, el egoísmo les impulsaba a ignorarlo. Al margen de problemas históricos puntuales, en el común de los casos el asunto es antiguo ya que el mismo Sócrates afirmó hace 2.500 años: “… nuestra juventud es maleducada, no hace caso a las autoridades y no tiene respeto por los de mayor edad…Responden a sus padres y son simplemente malos”

El 22 de agosto de 1784 se juntan en Arteaga todos los pueblos de Allín (Allín y Metauten) acudiendo por Eulz, Miguel Galdeano. Acuerdan controlar el horario de las tabernas ya que consideran que son locales que potencian los excesos nocivos de la juventud. Afirman que los jóvenes de esa época son insolentes y suelen faltar al respeto a los jurados (alcaldes) cuando estos les reprenden. La asamblea de pueblos también pretende evitar que se juegue a cartas en estos locales después de oscurecer, vicio que les parecía muy extendido y de malas consecuencias.

Años después, la alcaldía de Allín reunida en Artabia el 17 de enero de 1902, establece que las tabernas del valle cierren a partir de las 8 de la tarde. Igualmente, durante los actos religiosos no deberá estar nadie presente en ellas, al igual que en el juego de pelota y lugares afines. Alegan que así se reducirá el juego, la blasfemia y las canciones obscenas. El alcalde Martín Garayoa, ordena que se dé conocimiento de este mandato a todos los concejos del valle.

Poco después, en la misma localidad y siendo alcalde Demetrio Mortal, los representantes del valle acuerdan en sesión del 1 de abril de 1929 enviar una nueva circular a los demás pueblos. Los temas son los de siempre, arremetiendo contra el juego y ordenando el cierre de las tabernas durante los actos de culto y a las horas reglamentarias.

Al inicio del S.XX son varias las familias que ostentan la taberna de Eulz. En esa época la taberna aparece frecuentemente ubicada en la actual casa de la familia Barandiarán-Lana, aunque entonces sus dueños eran Larrión-Zudaire. Las cuentas concejiles marcan una alternancia de locales, constatándose que la taberna también se ubicó en la casa de Laureano Larrión y con más frecuencia en la de Emeterio Ayucar, hoy propiedad de la familia Garcés-Aragüés. Igualmente recuerdan que la detentaron los antiguos dueños de la casa de Jesús Azcona. En casa de Julián Legarda y en la de Moisés Legarda estuvo abierta, estándolo ocasionalmente en casa Juvencio. El último emplazamiento fue en casa Romeo. Esta última taberna es la única que tuvo nombre popular ya que era conocida como “El Barbo”. Esto se debe a que Moisés Legarda, que era carpintero, talló un barbo de madera que Higinio Romeo colocó para personalizar su local.

Finalmente en los años 50 se construyó la actual Sociedad Belástegui en una huerta de casa el Carpintero, tras un arreglo satisfactorio entre los propietarios y el concejo. Los niños de aquel momento recuerdan el ilusionante y general comentario de que el nuevo local iba a ser un “bar”, algo desconocido para ellos. Esperando con expectación la apertura, tras celebrarse la inauguración comprobaron con decepción que se trataba de otra taberna más, con la única diferencia de que era más nueva y se le llamaba de forma diferente.

Por lo tanto, en tres generaciones el ocio ha evolucionado de la taberna local al Viña Rock/BBK Live, pasando por las discotecas de Estella.

El derecho a abrir una taberna lo concedía el concejo y este era un servicio de arriendo anual. Quien tras la subasta se quedaba la taberna, se comprometía a respetar el precio previamente pactado y a vender vino de su propia cosecha o adquirido a los demás vecinos del pueblo, mientras hubiera excedentes locales. De la misma manera, el concejo compraba en dicha taberna el vino que obsequiaba para el día de las cuentas, ciertas orzalanas, la hoguera de san Sebastián, la romería a El Puy y la rogativa al Alto de Ilurbea. De forma recurrente, son las familias con menos recursos las que optan a esta subasta para así incrementar sus ingresos.

La taberna, además de su función en el habitual solaz de los hombres, era fundamental en la articulación del ocio juvenil. Por ello son numerosos los mandatos que intentan evitar los supuestos abusos que se producían en esos lugares. Eso sí, siempre las normas las hacían los mayores que aunque no olvidaban que una vez fueron jóvenes, el egoísmo les impulsaba a ignorarlo. Al margen de problemas históricos puntuales, en el común de los casos el asunto es antiguo ya que el mismo Sócrates afirmó hace 2.500 años: “… nuestra juventud es maleducada, no hace caso a las autoridades y no tiene respeto por los de mayor edad…Responden a sus padres y son simplemente malos”

El 22 de agosto de 1784 se juntan en Arteaga todos los pueblos de Allín (Allín y Metauten) acudiendo por Eulz, Miguel Galdeano. Acuerdan controlar el horario de las tabernas ya que consideran que son locales que potencian los excesos nocivos de la juventud. Afirman que los jóvenes de esa época son insolentes y suelen faltar al respeto a los jurados (alcaldes) cuando estos les reprenden. La asamblea de pueblos también pretende evitar que se juegue a cartas en estos locales después de oscurecer, vicio que les parecía muy extendido y de malas consecuencias.

Años después, la alcaldía de Allín reunida en Artabia el 17 de enero de 1902, establece que las tabernas del valle cierren a partir de las 8 de la tarde. Igualmente, durante los actos religiosos no deberá estar nadie presente en ellas, al igual que en el juego de pelota y lugares afines. Alegan que así se reducirá el juego, la blasfemia y las canciones obscenas. El alcalde Martín Garayoa, ordena que se dé conocimiento de este mandato a todos los concejos del valle.

Poco después, en la misma localidad y siendo alcalde Demetrio Mortal, los representantes del valle acuerdan en sesión del 1 de abril de 1929 enviar una nueva circular a los demás pueblos. Los temas son los de siempre, arremetiendo contra el juego y ordenando el cierre de las tabernas durante los actos de culto y a las horas reglamentarias.

Al inicio del S.XX son varias las familias que ostentan la taberna de Eulz. En esa época la taberna aparece frecuentemente ubicada en la actual casa de la familia Barandiarán-Lana, aunque entonces sus dueños eran Larrión-Zudaire. Las cuentas concejiles marcan una alternancia de locales, constatándose que la taberna también se ubicó en la casa de Laureano Larrión y con más frecuencia en la de Emeterio Ayucar, hoy propiedad de la familia Garcés-Aragüés. Igualmente recuerdan que la detentaron los antiguos dueños de la casa de Jesús Azcona. En casa de Julián Legarda y en la de Moisés Legarda estuvo abierta, estándolo ocasionalmente en casa Juvencio. El último emplazamiento fue en casa Romeo. Esta última taberna es la única que tuvo nombre popular ya que era conocida como “El Barbo”. Esto se debe a que Moisés Legarda, que era carpintero, talló un barbo de madera que Higinio Romeo colocó para personalizar su local.

Finalmente en los años 50 se construyó la actual Sociedad Belástegui en una huerta de casa el Carpintero, tras un arreglo satisfactorio entre los propietarios y el concejo. Los niños de aquel momento recuerdan el ilusionante y general comentario de que el nuevo local iba a ser un “bar”, algo desconocido para ellos. Esperando con expectación la apertura, tras celebrarse la inauguración comprobaron con decepción que se trataba de otra taberna más, con la única diferencia de que era más nueva y se le llamaba de forma diferente.

Por lo tanto, en tres generaciones el ocio ha evolucionado de la taberna local al Viña Rock/BBK Live, pasando por las discotecas de Estella.

Abrir chat
1
Escanea el código
Hola, soy Esther
¿En qué puedo ayudarte?